El último reto
Era la noche de brujas. En un vecindario de fachadas silenciosas y faroles temblorosos, un grupo de adolescentes se reunió en el jardín trasero de una casa. Tras un día largo y pesado de clases, habían decidido poner a prueba su valor, aunque en el fondo solo buscaban un poco de diversión. Uno de ellos —el más ansioso de acción, con una sonrisa que parecía retar a la oscuridad— propuso jugar verdad o reto. Girarían una botella y, cuando esta se detuviera, el elegido tendría que enfrentar lo que escogiera. La primera ronda comenzó. La botella giró con un entusiasmo extraño, como si disfrutara del juego tanto como ellos. Fue el turno de una chica; eligió verdad. El anfitrión, con un brillo malicioso en los ojos, le preguntó si estaba enamorada de un chico de otro grupo. Ella lo confesó sin titubeos, parecía que h abía esperado la excusa para gritarlo en público. El mandato se cumplió, y todos rieron con alivio. De nuevo, la ...