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Mostrando las entradas de enero, 2021

La ruta fantasma

  Elizabeth era una estudiante universitaria. Todas las tardes acudía a clases, debido a que durante las mañanas trabajaba como taxista de ruta. Los tramos que tenía que recorrer a su escuela eran inmensos, tanto era así, que debía tomar al menos 3 transportes de ida y de regreso a su hogar.   Ella no tenía familia puesto que sus padres habían muerto durante un accidente cuando era pequeña, así que desde su infancia hasta su adolescencia, la pasó en un orfanato.   Durante su estancia allí hizo amistad con otra niña, Alexia, con quien iba a todos lados y era la única a quien le contaba todos sus secretos, se volvieron uña y carne e incluso hasta la actualidad seguían teniendo el mismo lazo fuerte que cuando su niñez.   Era una tarde cálida de julio, el trabajo había sido intenso pero satisfactorio, ya que cumplió con la cuota diaria. Sin embargo, quiso realizar dos vueltas más para obtener un extra y comprarse unos nuevos zapatos.   Para su buena su...

Una ventana hacia el alma

  El anciano me dio una tarjeta, en el cual venía el nombre de una óptica << ¿Para qué rayos necesito visitar una óptica? >> pensé. Parecía absurda la idea, pero desde hacía un tiempo todo se volvió absurdo en mi vida.   Esa tarde acudí al negocio y no vi nada raro, era un local como cualquier otro, con anuncios de descuento y ofertas especiales para los miopes, en la vitrina había unas gafas de fondo de botella horribles pero que algunas personas los usarían sin dudarlo para poder observar el mundo a su alrededor. Entré con la tarjeta en la mano, al fondo estaba el encargado dando la espalda a la entrada y todo estaba en silencio, exceptuando un viejo ventilador de techo que giraba tan lento que parecía que en algún momento se iba a detener, cuando me dispuse a charlar con el dependiente me llevé una enorme sorpresa.   El tipo era de piel oscura, rondaba entre los cincuenta años y estaba ciego. Sí, estaba totalmente ciego y me percaté por qué no pu...

Al inicio

Era una noche lluviosa, nos enviaron a mi y mi escuadrón a recuperar un artefacto de las instalaciones médicas. Aunque era nuestro trabajo, no estaba para nada de acuerdo con las órdenes que me había dado el comandante, << Es un maldito error>> pensé, mientras nos acercábamos al lugar. Casi todo estaba en silencio, los únicos sonidos presentes eran las goteras de las cuales emanaban líquidos extraños y los pequeños ruidos que hacíamos con las armas, y los zapatos.   Lo único que debíamos hacer era recoger el paquete, nada más, sin preguntar ni andar de curiosos revisando las salas de investigación. Pero ¿qué clase de persona no haría preguntas? Y más si estás arriesgando el pellejo, al menos debíamos saber que podría matarnos, sin embargo, tal vez era mejor no saber nada.   Algunos pasillos eran estrechos y resultaba casi imposible poder maniobrar en caso de ser necesario, así que el último de la fila tendría que caminar en reversa, para cubrirnos la esp...