Una ventana hacia el alma

 

El anciano me dio una tarjeta, en el cual venía el nombre de una óptica << ¿Para qué rayos necesito visitar una óptica? >> pensé. Parecía absurda la idea, pero desde hacía un tiempo todo se volvió absurdo en mi vida.

 

Esa tarde acudí al negocio y no vi nada raro, era un local como cualquier otro, con anuncios de descuento y ofertas especiales para los miopes, en la vitrina había unas gafas de fondo de botella horribles pero que algunas personas los usarían sin dudarlo para poder observar el mundo a su alrededor. Entré con la tarjeta en la mano, al fondo estaba el encargado dando la espalda a la entrada y todo estaba en silencio, exceptuando un viejo ventilador de techo que giraba tan lento que parecía que en algún momento se iba a detener, cuando me dispuse a charlar con el dependiente me llevé una enorme sorpresa.

 

El tipo era de piel oscura, rondaba entre los cincuenta años y estaba ciego. Sí, estaba totalmente ciego y me percaté por qué no pude evitar mover la mano delante de él en cuanto se dio la vuelta para << ¿verme? >> Ni siquiera supe como expresarlo en mi mente.

 

   ¿Nunca habías visto a un ciego atender una tienda de gafas? —Preguntó tan tranquilo. Fue cierto, jamás había visto algo así.

 

   Eh... —Por un momento quedé pausado, pero reaccioné a los pocos segundos- Jamás en mi vida me había ocurrido, pero no vine a juzgar el trabajo de los demás. En realidad, vine aquí para que viera que me depara mi futuro —Sonó tan estúpido en cuanto lo dije- Aunque, ahora dudo si realmente eso exista.

 

   La gente es tan crédula —Sonrió ampliamente— No solo se mira con los ojos, muchacho, hay otras formas de ver lo que nos rodea, incluso podrías ver claramente lo que hay frente a ti si te lo propusieras. Pero solo ves a un ¡hombre negro y ciego! atendiendo una óptica.

 

   No soy racista, si es lo que cree —Su piel no me sorprendió en lo absoluto, creí que era obvio, pero lo que si sobrepasó mi sorpresa fue el hecho de que él se diera cuenta de mi reacción.

 

   Oh, entiendo, aunque déjame decirte que es peor que creas que está mal que un hombre ciego haga este trabajo —Concluyó y se levantó de su asiento para dirigirse a la parte de atrás de la tienda— ¿Qué esperas? No te voy a cargar —Dijo una última vez, y sin más, lo seguí.

 

Una vez dentro me di cuenta que todo era diferente, había frascos en estanterías y dentro de ellos estaban objetos muy raros que jamás había visto. No creía en los videntes, para mi eran charlatanes que usaban los sentimientos de las personas y que casualmente acertaban en lo que decían, pero no creía que fuera algo real. Sin embargo, en este caso era diferente porqué ya habían pasado demasiadas cosas malas en mi vida y necesitaba saber que al menos el día de mañana seguiría vivo. Por un momento pensé en que solo un tonto aceptaría ir a un lugar extraño, tampoco debería aceptar invitaciones de gente que ni siquiera conozco, pero ahí estaba yo, detrás de un viejo ciego y dependiente de una óptica, todo lo absurdo que podría ocurrirle a pocas personas.

 

Luego de un momento llegamos a un cuarto redondeado, en el centro había una mesa y encima se encontraba una bandeja de plata con agua, el líquido no alcanzaba a desbordarse y era como si tuviera la cantidad exacta para que pareciera que estaba profundo. El hombre se sentó frente a mí y me invitó a hacer lo mismo, pero me encontraba todavía escéptico ante lo que estaba ocurriendo, parecía que nada de lo que me dijera me iba a sorprender pero la verdad es que estaba algo nervioso.

 

El hombre empezó a decirme cosas sobre mi pasado, todo lo malo que ocurrió durante mi infancia y las cosas que tuve que pasar para llegar a donde estaba, acertó en todo lo que vio pero todavía no estaba sorprendido. Después hizo una pausa y me miró directamente, era incomodo saber que yo si podía ver y él no, pero eso no importaba, lo que sucedió después cambió todo.

 

― Tú estás aquí para cumplir con una encomienda ―Todo quedó en silencio luego de eso, pero se dispuso a decir más― Hace un rato te dije que a veces somos ciegos de otra forma, quiero que sepas que no te mentí, ya que yo me cegué a mí mismo al no darme cuenta de la verdad.

 

― ¿Por qué dice eso? ―estaba totalmente desconcertado, pero no era el único ya que él también reaccionó de la misma forma en cuanto pregunté, incluso su respiración se volvió más profunda e irregular. Pero luego se calmó y tomó aire para continuar.

 

― ¿Sabes qué es esto? ―Señaló la bandeja de plata.

 

Aun con mi desconcierto, solo me limité a contestar en automático― No ¿Por qué debería saberlo?

 

― Esto es la ventana hacia el alma, me permite ver lo que ocurrió en el pasado de las personas y muchas veces también puedo ver su futuro ―Explicó con nerviosismo― Lo que te he dicho anteriormente es justamente lo que esto hace, pero al intentar ver tu futuro ―Tragó saliva y se secó el sudor de la frente con un pañuelo― No he visto nada, solo un paisaje en blanco.

 

Respiré profundamente y lo miré directamente a los ojos, sabía perfectamente que no podía verme en lo físico, pero en lo intangible si― Así que ya lo sabe, pensé que sería más astuto y lo podría haber percibido en el momento en que entré en su tienda, pero me doy cuenta que tiene razón en lo que me dijo. Todos somos ciegos de otra forma.

El viejo se tranquilizó y soltó un poco de aire de la boca― Es verdad, la ventana solo funciona con la gente normal. Te dije que habías venido para cumplir una encomienda, así que quiero que sepas que estoy dispuesto a ayudarte, no solo soy un vidente, sino también un guía y ten por seguro que haré lo que pueda para que puedas cumplir con tu objetivo.

 

De repente, alguien entró al salón redondeado y el ambiente cambio. Una voz femenina se dirigió al viejo― ¿Con quién habla jefe? ―

 

El hombre se levantó rápidamente de su asiento y contestó― Oh no es nada, solo un cliente más, alguien que necesita ayuda para llegar a su destino. Delante de donde el señor estaba sentado, no había nadie, así que salió de allí a toda prisa junto a su empleada.

 

La ventana hacia el alma, no funciona con personas fallecidas.

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