Felicidad

Hace algún tiempo fui feliz con ella. Quizá muchos de ustedes pensarán “debes ser feliz tú mismo”, “no dependas de otros para ser feliz”, entre muchos otros pensamientos. De hecho, así es como debe ser y es lo más sano que hay, pero también es cierto que todos queremos ser amados, valorados y correspondidos en muchos sentidos. Al principio creí que era así, pues todo era color de rosa y caí en las redes de la idealización, no sé si era mi deseo de que las cosas nunca dejaran de ser bonitas o el miedo de estar nuevamente solo. Finalmente sucedió lo que más temía, ella simplemente se fue sin que yo pudiera evitarlo.

En algún momento tuve esperanzas de que ella volviera, a pesar de que mis sentimientos eran muy fuertes y la necesidad de buscarla era muy intensa, me mantuve firme de no sucumbir ante mi deseo de salir corriendo hacia sus brazos.

Al principio fue difícil, porque realmente la amé y no quería que el tiempo que estuvimos juntos perdiera su valor, pero era el momento en que tenía que ser egoísta y dejar de ponerla siempre en primer lugar. Sabía que las cosas no podían cambiar de la noche a la mañana, sin embargo, no era ella quien tenía que dar el primer paso, sino yo, y aunque me costó demasiado eventualmente lo logré.

No había noche en que no pensara sobre lo que pude haber hecho bien, para evitar que se marchara. Aunque mi mente se mantuvo ocupada el máximo tiempo posible, durante los momentos de soledad era cuando más deseaba sentirme acompañado y amado como antes. Incluso cuando tuve momentos en que debía estar totalmente concentrado y alerta, dejaba que mi cuerpo actuara y mi mente, que ya había programado desde hace muchos años, tomaba decisiones en automático esperando haber hecho lo correcto.

Fueron tiempos difíciles, pero por fortuna tuve el apoyo que necesitaba, si bien hubo personas que me dijeron: tal vez necesitabas aprender, esto te hará más fuerte, ahora sabrás lo que quieres o no en tu vida. Se que en parte tuvieron razón, pero la realidad es que nadie desea “aprender”, ser “fuerte” o saber lo que desea, lo único que quieren es amar y ser amados. Es algo tan sencillo de decir, pero tan difícil de llevar a cabo en la vida real.

Con el tiempo experimenté mi catarsis y ahí pude darme cuenta de algo muy importante; aunque deseaba mucho el amor de otra persona, primero debía empezar a amarme a mí mismo. Fue así como decidí poner manos a la obra. Mi momento de duelo no había sido tan largo, pero fue lo suficientemente intenso como para llevarme a poner los pies sobre la tierra. Pude liberar mi mente y logré concluir con algo muy real: fue hermoso al principio, bonito mientras duró y aunque se ha terminado, siempre podré conservar un bello recuerdo, que me enseña que podemos ser felices de distintas formas.

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