Dices

 

Ella dijo que ya había pasado el tiempo.

Yo contesté que, para mí, el tiempo no importaba.

Afirmó que el amor se enfrió.

Respondí que jamás dejé que se enfriara.

Y terminó por decir que todo ese amor se había marchado.

Entonces no le respondí más...

 

A lo mejor ya ha olvidado lo que hice por ese amor y posiblemente crea que yo me fui con el afán de olvidarla, sin embargo, jamás dejé de hacerlo. No tuve la intención de echarle la culpa a alguien y tomé en cuenta que una relación es bilateral, pero la realidad es que ella me dejó ir. Siempre miré atrás para ver si ella iba por mí para así recuperar lo que teníamos, pues me había cansado de buscarla una y otra vez, pero no sucedió lo que esperaba.

 

Varias veces me volví atrás y aunque ella no se diera cuenta, siempre me mantenía al tanto de su bienestar. Más de una vez le hice ver que mi corazón latía por ella a pesar de los que habíamos pasado, incontables veces lloré por culpa de ese enorme amor que sentía. Demasiadas noches no pude conciliar bien el sueño porqué mi corazón pedía a gritos que volviéramos, molesté a mis amigos contándoles sobre mi problema, me alejé de lo que más quería y dejé atrás muchas cosas por culpa de mi corazón.

 

Ese amor jamás se marchó de mí, pues siempre anhelaba sentir sus labios pegados a los míos, deseaba con toda mi alma el estar con ella una vez más para demostrarte mi amor. En mi mente rondaba la única idea de que cuando la viera otra vez, la abrazaría con todas mis fuerzas y jamás la dejaría ir a pesar de que soltó mi mano. Independientemente del tiempo que pasamos separados y de que planeó dejar enfriar nuestro amor, muy a pesar de eso, siempre lo mantuve con vida, en alto, cálido para cuando volviera.

 

La miré a los ojos. Esas hermosas ventanas hacia su alma y con lágrimas en las mías le respondí una vez más.

 

Tú jamás volviste.

Nunca llamaste.

No me buscaste.

Aunque yo si lo haya hecho muchas veces,

no hiciste el mínimo esfuerzo de revivir ese amor.

 

Volvió a decir que ya no sentía nada por mí. Y, aun así, ahí estaba, estúpidamente frente a ella diciéndote por una última vez cuanto la amaba.

Espero que ahora si pueda sacarla de mi corazón, porqué demostró ser alguien que realmente se merecía ese sentimiento tan intenso que me quemaba el pecho. Finalmente volví la vista hacia ella para poner un punto definitivo, ya que no tenía la fuerza suficiente para continuar dando algo que no era apreciado en ningún sentido.

 

¡TE AMO! Pero ya no quiero amarte…

 

Sin embargo, tú dijiste nada y todo quedó en silencio mientras me marchaba.

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