Renacer
La vida
terrenal es un misterio, pues todos estamos a su merced, nunca sabemos cuando
una nueva va a empezar y otra va a terminar, pero si tenemos en cuenta que todo
va al mismo lugar. En mi caso fue algo sorpresivo y antinatural.
Provengo
de una época en que el líquido negro era más preciado que el oro mismo, donde
las máquinas empezaron a surgir e invadir el mundo del homo sapiens. Ahí es
cuando solía vivir, tenia una vida común como un hombre ordinario, pero mi labor
era llevar la justicia a donde se necesitara.
Pero eso fue
hace varios siglos…
Mientras
camino por las calles de acero y hierro, cubierto por una capa para tapar mis
imperfecciones, hago memoria de aquellos días en que era una persona totalmente
diferente. No obstante, hay algo en específico que me perturba desde que
desperté.
Me
detengo en la calle principal para observar la enorme estructura con forma de
pirámide que tengo frente a mi, es impresionante el modo en que brilla y lo
alta que es, imagino que debió llevar mucho tiempo construirla. Pero llama mi
atención que no hay ninguna bandera 《 ¿acaso no existen las naciones? 》 fue lo
primero que pensé, era inquietante el hecho de que las cosas no eran iguales.
Pronto
encontré una banca donde descansar, aunque en mi estado actual era algo que no
necesitaba realmente, al menos no con este nuevo cuerpo. De repente, unas
imágenes vinieron a mi mente como golpes repentinos que hacían retumbar mi
cerebro, al menos eso todavía era de carne.
Recordé la noche en que caí en aquel lago,
ese momento en el cual me di cuenta de que había perdido la batalla.
Mi cuerpo penetró las frías aguas para
luego hundirse muy lentamente, como si el tiempo se estuviera deteniendo. Sin
embargo, aún podía respirar, reviví mis errores antes de morir, solo para que la
sombra pudiera usar mi sufrimiento a su diversión personal y después llevarme
al mundo de los muertos.
Me sentía traicionado, triste y furioso,
pues no podía creer lo bajo que había caído al dejarme manipular tan fácil y
ahora estar en esta trampa tan obvia.
El agua me arrastraba a las profundidades
para mostrarme mi nuevo hogar, ese lugar oscuro y helado donde en lugar de
descansar sufriría una penitencia por mis errores. Por un momento pensé en
rendirme, pero alguien tenía que terminar lo que había comenzado y no había
nadie en mi lista de personas en quien confiar, salvo en mi mismo.
No estaba dispuesto a esperar a que el
karma hiciera lo suyo, o incluso que alguna deidad lo castigara por sus pecados,
pues ese era mi trabajo.
Así que volteé hacia la sombra y le mostré
mi dedo medio, al tiempo que dejaba de carcajearse por mi desgracia empecé a
nadar contra la corriente, para luchar por mi vida y reclamar mi venganza.
Mientras peleaba, recordaba las veces en
que mi madre me decía que podía hacer lo que fuera siempre que me mantuviera de
pie, así que no pensaba dejar que nadie me arrebatara mi esperanza. A pesar de
los obstáculos y de la corriente, pude emerger y salir victorioso, sin importar
el tiempo que me llevó salir de aquel frío lugar, hice lo imposible por
conseguirlo.
Luego de mirar a mi alrededor me percaté
que nada era igual, sin duda tardé bastante en regresar, pero no importaba si
con eso conseguía cobrar la deuda. Habían pasado muchas edades, ya que al mirar
mi reflejo en aquel lago pude ver que mi cuerpo era diferente, menos carne y
más metal, era claro que di un salto hacia adelante, para bien o para mal ese
era yo, había renacido.
Supongo que todo tiene un precio, incluso
el hecho de volver a caminar entre los vivos. Estaba algo confundido, pues al
ver mi situación actual no podía decidir si la deuda sería de venganza o de justicia.
《 Quizá un poco de ambos 》 Pensé de
inmediato.
Era un cazador que busca a su presa, pero necesitaba
ser más cauteloso esta vez para no volver a caer en ese oscuro lugar. Mi pecho
ardía debido a la furia que contenía en mi corazón, eso me mantenía ansioso y
alerta ante cualquier situación que tuviera que enfrentar.
Me dirigí hacia unos árboles que estaban
cerca y abrí un camino usando mis puños, ya que tenía una fuerza inconmensurable
y fácilmente podía hacer pedazos la madera. Al cabo de un rato llegué a un
acantilado, desde donde podía ver el atardecer nuevamente, pero de un mundo
distinto al que recuerdo. Respiré profundamente para disfrutar la sensación del
oxígeno entrando a mis pulmones, me hacían apreciar mi nueva vida.
Podía hacer lo que sea, vencer lo que sea,
ir más allá del cielo. Pero, sobre todo, podía terminar lo que empecé.
Luego de unas cuantas horas llegué hacia
lo que parecía una ciudad, solo llevaba un corto periodo de tiempo desde que
desperté y tenía que entender lo que estaba pasando. Eso nos lleva a este
momento, en que los recuerdos llegan como un golpe que hace retumbar mi
cerebro.
Me pregunto si todavía existe aquella
persona que causó mi desgracia, lo que no me cabe ninguna duda es que alguien…
o algo, me perdonó por alguna razón. 《 ¿Con que propósito》había
tanto que pensar?
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