Dolor Autentico

 

Ella llegó a mi vida para hacerla diferente, solo era una extraña a quien jamás había visto pero que en poco tiempo se volvió alguien importante y parte de mí. La conexión que tuvimos y la forma en coincidimos era un sin duda algo extraordinario, era una estrella fugaz que se estrelló en un mundo oscuro y frío pero que con su explosión logró darle calor e iluminó el cielo lo suficiente para revelar lo mejor que tenía.

 

Nuestra amistad se vio plagada de momentos felices, cálidos, con mucho apoyo y cariño, algo a lo que aspiraba y que anhelaba con todas mis fuerzas, pero que no podía tener estando con la persona equivocada. Muchas veces intenté decirle que mi vida le pertenecía a otra mujer, que mi corazón no estaba siendo bien cuidado, pero las circunstancias siempre me desviaban de hacerlo. En lugar manejar la situación me dejé llevar, permití que me enamorara con sus detalles, con sus caricias, el cariño, la atención, la calidez, la suavidad, todo aquello que me hacía feliz y que no me permitía pensar claramente.

 

El tiempo pasó y nos hicimos más cercanos, hasta el punto de no poder tomar una decisión sin primero pedir su opinión para saber si estaba haciendo lo correcto. Sin embargo, siempre era el mismo final en el que me rodeaba con sus suaves abrazos para hacerme sentir seguro, muy amado y protegido. Por mi mente cruzaba una idea << ¿Un hombre puede sentirse así con una mujer? ¿Por qué me siento tan vulnerable a su lado? >> Es común que nosotros seamos los que protegemos, los que cuidamos y hacemos sentir seguras a las mujeres, pero ¿Quién dice que no puede ser también al revés?

 

Eso no quitaba el hecho de que debía detener todo aquello, no podía mentirle a alguien que me estaba dando lo mejor de si misma. Así que llegado el momento di la cara, tal vez eso me destruiría, pero era mejor decir la verdad que lastimar a aquella mujer que solo me dio amor incondicional. Aún éramos amigos, pero no podía permitir que escalara a otro nivel sabiendo que estaba en una relación. Nos sentamos frente a frente y empecé a contarle todo.

 

— Lo lamento, sé que debí decírtelo al principio, pero por ahora no puedo corresponderte, aunque no soy feliz en donde estoy aún así debo respeto y no solo a ella, si no también a ti, me encanta la forma en como hemos conectado, pero decirte la verdad es lo correcto —

 

Aquella chica que me llegaba al hombro estando de pie, quien tenía los ojos color miel y su cabello castaño claro, solo se limitó a suspirar, puso una de sus manos sobre mi pecho para después tomar su bolso e irse. << Hacer lo correcto duele >> mi mente estaba muy desordenada, le había roto el corazón a una chica que realmente me quería, por defender a otra que ni siquiera se preocupaba por si había amanecido vivo.

 

De repente todo se volvió blanco, hasta que finalmente volví a la realidad. Me encontraba acostado en mi cama, la luz del sol se proyectaba en mis ojos los cuales estaban humedecidos, de inmediato las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas y sentía mi corazón estrujado. Se sentía tan real. Un dolor tan autentico.

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