La esfera del destino
El era el asesino perfecto pues acabó con
sus enemigos en un abrir y cerrar de ojos solo con su sable, pero su objetivo
principal era conseguir el orbe que lo llevaría a la cima.
Luego de muchos años de sufrimiento,
derrotas y heridas, estaba a un pequeño paso de alcanzar lo que tanto anhelaba,
aquello por lo que había peleado durante tanto tiempo; su redención y su
venganza.
Pero ¿valía la pena sacrificar lo poco que
le quedaba para lograr su cometido?
Observó aquel artefacto de energía azul que
le daría el poder que necesitaba, luego lo sostuvo en sus manos y pensó en todo
lo que había vivido. Su pena, el dolor y el sometimiento volvían como memorias
frescas, y se sentía como si todo hubiese ocurrido el día anterior.
Miró también a su alrededor en donde
yacían los cuerpos de sus adversarios, ya que todavía no podía creer en lo que
se había convertido, pero no había vuelta atrás. El objeto se tiñó de rojo
hasta el punto de empezar a brillar, como si de un faro se tratase, eso lo guiaría
a su destino.
-
¡Silencio! -ordenó con un grito, para
callar las voces de la culpa.
Luego de eso rompió la esfera con sus
manos y se dejó llevar por el camino que había elegido, el poder que tanto
necesitaba era suyo al fin.
El podía hacer cualquier cosa, brillar y
deslumbrar al mundo con su poder, convertirse en el caos y ser invencible.
Incluso hacer lo imposible.
De repente, un caballero alado cruzó el techo
para enfrentarlo y arrebatarle lo que recién había adquirido, puesto que nadie
debía poseer lo que no puede controlar.
Ambos se lanzaron al ataque, dejando que
el sonido metálico de sus armas inundarán el lugar. Al final lo único que
importaba era que el más fuerte sobreviviría, es ahí donde el poder ilimitado
sería puesto a prueba.
Dónde la esfera del destino irá a donde
corresponde.
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